Como
vimos en la introducción, el colesterol es un esterol, un tipo de lípido que se
encuentra en tejidos corporales, plasma sanguíneo, hígado, médula espinal,
páncreas y cerebro. A menudo, hemos escuchado hablar de dos tipos de colesterol:
HDL (el bueno) y LDL (el malo). Esto no es del todo así. HDL y LDL no son dos
tipos de colesterol, son dos tipos de lipoproteínas que transportan el
colesterol a través del sistema circulatorio. Las partículas LDL son de alta
densidad (más pequeñas en volumen) y las partículas HDL son de baja densidad
(más grandes en volumen).
El
nivel alto de LDL presente en sangre (en los análisis de laboratorio), se
produce por un elevado consumo de grasas saturadas y ha sido considerado como
un factor de riesgo para la salud, especialmente cardiovascular. ¿Cierto, no?
¿El colesterol y las grasas saturadas son los malos de
la película?
No. No es el colesterol (LDL) el malo
de la película, sino el colesterol
oxidado (LDLox) el que daña las arterias y puede producir problemas cardiacos. Tampoco es el consumo de grasas saturadas de procedencia animal,
sino la ingesta de grasas
hidrogenadas de alimentos procesados (margarina, bollería industrial,
patatas fritas, chocolate, comida preparada…) las causantes de numerosas
patologías como diabetes, arteriosclerosis
y enfermedades coronarias.
La grasa saturada es el alimento preferido del corazón, ya que la grasa que lo rodea es altamente saturada (ácidos esteárico y palmítico). El pulmón tampoco puede funcionar sin grasas saturadas.
Ahora bien, si las grasas saturadas son las causantes el colesterol alto, los esquimales, que viven de la grasa de ballena, y los Masai y otras tribus africanas, que se alimentan únicamente de carne y leche entera, se habrían extinguido ya ¿no?. Pero además de vivir hasta edades avanzadas, algunas enfermedades como el cáncer, la diabetes, la obesidad, las enfermedades coronarias y la osteoporosis les son muy desconocidas.
Y lo que es más, si el colesterol fuera tan malo como lo pintan, la especie humana se hubiera extinguido, puesto que durante la mayor parte de nuestra evolución, nuestra dieta se componía en un 50-80% de animales, peces y pájaros, ricos en grasas saturadas. Sin embargo, antes de 1920 las enfermedades cardiacas eran tan raras que a la persona que inventó el electrocardiograma, Paul Dudley White, le recomendaron que se dedicara a otra rama de la medicina que le procurara mayores beneficios.
Por otro lado, si las grasas saturadas son tan nocivas… ¿por qué la leche materna presenta abundantes grasas saturadas como el ácido butírico, cáprico, caprílico, láurico, mirístico, palmítico y esteárico? Porque estas grasas aseguran el crecimiento y la supervivencia del bebé, a la vez que lo protegen de los patógenos gracias a los efectos antivíricos, antibacterianos y antihongos de los ácidos caprílico, cáprico y láurico. El Aceite de Coco (muy satanizado a menudo por su alto contenido en grasa saturada) contiene estos tres ácidos grasos. El ácido laúrico, el más abundante en el aceite de coco, evita la formación de caries y placa dental. De ahí las dentaduras perfectas de los nativos de las islas tropicales que siguen todavía su dieta tradicional. El aceite de coco también es responsable de su piel tersa y sin arrugas.
También hemos escuchado que las grasas
saturadas engordan. Con el aceite de coco, por ejemplo, ocurre justo lo
contrario, puesto que ayuda a adelgazar, ya que el coco es uno de los pocos alimentos (aparte de
la leche materna), que contiene ácidos
grasos de cadena media (MCFA). El organismo metaboliza los MCFA de forma
diferente al resto de las grasas, puesto que no se almacenan en el tejido
adiposo sino que pasan directamente al hígado, que los transforma rápidamente
en energía. Por otra parte, dado
su alto contenido en grasas saturadas,
el aceite de coco es muy estable a altas temperaturas, por lo que es el único
aceite que deberíamos usar para cocinar.
Pero volviendo al colesterol, tenemos que es esencial para la vida, debido a que forma parte de TODAS las células del cuerpo. También es imprescindible para la formación del tejido nervioso y la bilis. Un suministro adecuado de colesterol es vital para el funcionamiento del cerebro, puesto que forma parte de las conexiones sinápticas entre neuronas. Algunos estudios relacionan tanto la depresión como comportamientos violentos y tendencias suicidas con bajos niveles de colesterol.
Más datos. El cuerpo sintetiza la vitamina D a partir de colesterol, así como las diferentes hormonas sexuales. Bajos niveles de hormonas sexuales (estrógenos y testosterona) provocan un descenso de la libido, por tanto, una dieta baja en colesterol no sólo no te protege de las enfermedades cardiacas, sino que puede resultar desastrosa para tu vida sexual.
También cabe destacar que para que el calcio se concentre de forma óptima en la estructura ósea se requiere al menos de un 50% de las grasas de la dieta sean saturadas. Las grasas saturadas también son necesarias para procesar los ácidos grasos Omega-3, de los que hablaremos en próximos artículos.
Por último, he de decir que la mayoría de los estudios que han encontrado una relación entre las grasas saturadas y el riesgo de enfermedades cardiacas se han realizado con grasas hidrogenadas (grasas trans), que son elaboradas de forma artificial y cuya estructura molecular no existe en la naturaleza. Sin embargo, numerosos estudios realizados concluyen que el riesgo de enfermedades cardiovasculares aumenta cuando los niveles de colesterol en sangre son bajos. Un dato interesante: más del 50% de la gente que sufre su primer ataque cardiaco tiene niveles normales de colesterol en sangre.
La grasa saturada es el alimento preferido del corazón, ya que la grasa que lo rodea es altamente saturada (ácidos esteárico y palmítico). El pulmón tampoco puede funcionar sin grasas saturadas.
Ahora bien, si las grasas saturadas son las causantes el colesterol alto, los esquimales, que viven de la grasa de ballena, y los Masai y otras tribus africanas, que se alimentan únicamente de carne y leche entera, se habrían extinguido ya ¿no?. Pero además de vivir hasta edades avanzadas, algunas enfermedades como el cáncer, la diabetes, la obesidad, las enfermedades coronarias y la osteoporosis les son muy desconocidas.
Y lo que es más, si el colesterol fuera tan malo como lo pintan, la especie humana se hubiera extinguido, puesto que durante la mayor parte de nuestra evolución, nuestra dieta se componía en un 50-80% de animales, peces y pájaros, ricos en grasas saturadas. Sin embargo, antes de 1920 las enfermedades cardiacas eran tan raras que a la persona que inventó el electrocardiograma, Paul Dudley White, le recomendaron que se dedicara a otra rama de la medicina que le procurara mayores beneficios.
Por otro lado, si las grasas saturadas son tan nocivas… ¿por qué la leche materna presenta abundantes grasas saturadas como el ácido butírico, cáprico, caprílico, láurico, mirístico, palmítico y esteárico? Porque estas grasas aseguran el crecimiento y la supervivencia del bebé, a la vez que lo protegen de los patógenos gracias a los efectos antivíricos, antibacterianos y antihongos de los ácidos caprílico, cáprico y láurico. El Aceite de Coco (muy satanizado a menudo por su alto contenido en grasa saturada) contiene estos tres ácidos grasos. El ácido laúrico, el más abundante en el aceite de coco, evita la formación de caries y placa dental. De ahí las dentaduras perfectas de los nativos de las islas tropicales que siguen todavía su dieta tradicional. El aceite de coco también es responsable de su piel tersa y sin arrugas.
Pero volviendo al colesterol, tenemos que es esencial para la vida, debido a que forma parte de TODAS las células del cuerpo. También es imprescindible para la formación del tejido nervioso y la bilis. Un suministro adecuado de colesterol es vital para el funcionamiento del cerebro, puesto que forma parte de las conexiones sinápticas entre neuronas. Algunos estudios relacionan tanto la depresión como comportamientos violentos y tendencias suicidas con bajos niveles de colesterol.
Más datos. El cuerpo sintetiza la vitamina D a partir de colesterol, así como las diferentes hormonas sexuales. Bajos niveles de hormonas sexuales (estrógenos y testosterona) provocan un descenso de la libido, por tanto, una dieta baja en colesterol no sólo no te protege de las enfermedades cardiacas, sino que puede resultar desastrosa para tu vida sexual.
También cabe destacar que para que el calcio se concentre de forma óptima en la estructura ósea se requiere al menos de un 50% de las grasas de la dieta sean saturadas. Las grasas saturadas también son necesarias para procesar los ácidos grasos Omega-3, de los que hablaremos en próximos artículos.
Por último, he de decir que la mayoría de los estudios que han encontrado una relación entre las grasas saturadas y el riesgo de enfermedades cardiacas se han realizado con grasas hidrogenadas (grasas trans), que son elaboradas de forma artificial y cuya estructura molecular no existe en la naturaleza. Sin embargo, numerosos estudios realizados concluyen que el riesgo de enfermedades cardiovasculares aumenta cuando los niveles de colesterol en sangre son bajos. Un dato interesante: más del 50% de la gente que sufre su primer ataque cardiaco tiene niveles normales de colesterol en sangre.
Resumiendo:
- El colesterol (LDL) presente en
sangre no es el que daña tus arterias y produce enfermedades cardiovasculares,
sino el colesterol oxidado (LDLox).
- Las grasas saturadas no son las
responsables de enfermedades como diabetes, arterioesclerosis y enfermedades
coronarias, sino las grasas hidrogenadas (grasas trans).
- La grasa saturada es buena para
tu salud; sin grasa saturada nos hubiéramos extinguido.
FUENTES:
www.dietametabolica.es
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