lunes, 24 de septiembre de 2012

Mito (IV). La Pirámide Alimenticia. Intereses Económicos VS Salud.

¿En cuántas ocasiones hemos escuchado qué debemos basar nuestra alimentación en la pirámide alimenticia? Es muy lógico que lo hayamos escuchado tanto. Veamos por qué. No soy un economista pero esto es bastante simple y todos deberíamos entenderlo. Todos los mercados siguen una premisa principal: “Conseguir el mayor beneficio con el menor coste”. Es así como, la multimillonaria industria alimentaria (de la que poca gente habla), nos vende como “saludables” sus maniobras de publicidad y marketing, con el fin de que consumamos productos que dejen grandes márgenes de beneficios económicos.


Durante 1968, se comenzaron a subvencionar cultivos baratos en términos de rendimiento de cultivo, como el trigo, el maíz y la soja. Con este panorama, cambió la alimentación de los animales (de los pastos a las semillas baratas). Por esto, la carne, la leche o los huevos comenzaron a cambiar su perfil lipídico. Y pasamos de alimentos ricos en Omega-3, que es un ácido graso anti-inflamatorio, y CLA (ácido linoleico conjugado) a alimentos ricos en Omega-6, que es un ácido graso pro-inflamatorio, y que está asociado a la rigidez y falta de permeabilidad de las membranas celulares. Esto es lo básico sobre estos ácidos grasos esenciales, aunque del Omega-3 y Omega-6, hablaremos en futuras entradas.

Situándonos en materia, la pirámide alimenticia de la USDA (Departamento de agricultura de los Estados Unidos) simboliza el concepto general de alimentación “saludable”, es decir, aquella alimentación equilibrada que engloba todos los alimentos. Esta serie de recomendaciones tienen el objetivo de promover un estilo de vida mejor y reducir las ECNT (enfermedades crónicas no transmisibles) como diabetes, hipertensión arterial, obesidad y enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, muchas de estas recomendaciones han sido basadas en hipótesis y no en evidencia científica, además de numerosos intereses económicos y políticos. Sus recomendaciones son las siguientes:

1. Granos 

Según la USDA, deben conformar la base de nuestra alimentación diaria. Es decir, debemos sustentar nuestra alimentación en un grupo de alimentos que no hemos conocido el 99% de nuestra existencia. He de recordar que el ser humano, desde el inicio de los tiempos ha sido cazador/recolector, y no es hasta hace unos 10.000 años, que la agricultura fue introducida, por lo que nuestro genoma no está programado para asimilar correctamente los granos.

Desde que se introducen los granos a la alimentación diaria, los problemas cardiovasculares y obesidad han crecido desmesuradamente. Esto, más la suma del refinamiento de los mismos gracias a la industrialización, disparando el índice glucémico (IG). Con estas aclaraciones, podemos darnos cuenta de que estas “recomendaciones” no tienen ni pies ni cabeza, solo responden a intereses políticos e ignorancia.

2. Frutas y verduras

Al contrario que los granos, las frutas y verduras si han existido desde la era del paleolítico. Las principales fuentes de hidratos de carbono eran principalmente: vegetales disponibles y frutas cuando era la estación. Estos dos grupos representan la fuente ideal de carbohidratos, especialmente las verduras. Dado su alto contenido de agua, fibra, minerales, vitaminas, fitonutrientes y antioxidantes son alimentos indispensables y deben formar parte de la alimentación diaria. Las frutas, si bien ofrecen beneficios, no se debe abusar por su contenido de azúcares (principalmente fructosa). Las mejores opciones son aquellas de bajo índice glucémico (fresas, manzanas, melocotones, etc.).

3. Lácteos

En este grupo se incluyen los lácteos como la leche, el queso y yogurt. Estos alimentos son importantes debido a su contenido proteico y de vitaminas. Los humanos nos hemos alimentado de leche materna durante la lactancia, para luego pasar a otro tipo de alimentación más completa. Dentro de los lácteos, la mejor opción son los quesos grasos, que contienen alto porcentaje de proteínas de alto valor biológico, vitaminas y minerales, así como grasa saturada fundamental para el funcionamiento normal del cuerpo. También su consumo es interesante porque no contiene altos porcentajes de lactosa (azúcar).

 4. Carnes y Leguminosas

Es inaceptable que la USDA agrupe estos dos alimentos en una categoría. Hace suponer que las carnes y las leguminosas son intercambiables y tienen propiedades similares. La carne y las leguminosas, son dos cosas totalmente distintas. Las carnes son fuentes de proteína animal completa, con muy bajo o nulo contenido de hidratos de carbono y con aporte de grasa animal y colesterol importante,  que aporta vitaminas importantes como aquellas dentro del complejo B, además de su contenido en hierro. Las leguminosas, no. Contienen hierro menos disponible que el hierro animal, alto contenido de carbohidratos y proteína vegetal, es decir, incompleta. 

Dentro de esta categoría también se incluye a los huevos (alimento imprescindible) y los frutos secos, que si bien deben estar presentes nuestra alimentación en mayor o menor grado, no son equivalentes a las carnes o huevos, y mucho menos a las leguminosas.

5. Aceites y grasas

La USDA recomienda no añadir más grasa, puesto la dieta "normal" aporta una cantidad de grasa suficiente y necesaria. Por otro lado, se hace hincapié en consumir aceites vegetales que nunca existieron (hasta hace unos años), porque tienen alto contenido de grasas omega-6 que, supuestamente, son saludables y protegen tu corazón. Craso error. El alto consumo de omega-6, provoca una descompensación en el ratio omega-3/omega-6, produciendo justo lo contrario, pero repito, hablaremos de esto en próximas entradas. Estos aceites vegetales incluyen aceite de canola, soja, maíz, girasol, etc.

La pirámide alimenticia, ¿realmente nos convierte en personas más saludables?

En la actualidad, más del 65% de personas mayores de 20 años en Estados Unidos presentan sobrepeso y/o obesidad (Allison, et  al. 1999). Asimismo, más de 64 millones de personas tienen uno o más tipos de enfermedades cardiovasculares y representa la principal causa de muerte en dicho país (38.5%). Por otra parte, 50 millones sufren de hipertensión y 11 millones sufren de diabetes tipo II (AHA, 2004). El cáncer es la segunda causa de muerte (25%) y se estima que 1/3 de estas muertes están relacionadas a factores nutricionales y obesidad (ACS, 2004). Las personas con síndrome metabólico (signos o factores de riesgo metabólico relacionados con el aumento de posibilidades de presentar una enfermedad) llegaron a 76 millones en el 2007, existiendo un predominio cercano al 40% en el mundo (AHA, 2009).

La pirámide alimenticia necesita ser modificada para reducir las enfermedades y síndromes citados anteriormente. Una alimentación adecuada debería ser parecida a esta:



Resumiendo:

Nuestro genoma no está preparado para asimilar correctamente los granos, ya que fueron introducidos hace “pocos años”.

- La principal fuente de hidratos de carbono deberían de verduras y de frutas (en menor medida).

- En cuanto a los lácteos, los quesos grasos representan la mejor opción.

- Las proteinas de origen animal, tienen mayor valor biológico que las leguminosas. 

- El huevo es un alimento imprescindible. Frutos secos también deben ser incluidos en menor o mayor medida.

La pirámide alimentaria está generando una sociedad con sobrepeso y/o obesidad, y con altas posibilidades de presentar enfermedades cardiovasculares, diabetes e hipertensión.




FUENTES: 

www.somatotropina.com

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